Qué es Estereotipo:
Un estereotipo es
una imagen, idea o modelo generalmente asociado a un grupo
social, que es atribuido a sus conductas, cualidades y habilidades, etc. La
palabra, como tal, se compone de las raíces griegas στερεός (stereós), que
significa ‘sólido’, y τύπος (týpos), que traduce ‘impresión’ o ‘molde’.
Por
esta razón, las concepciones estereotipadas acerca de las
personas pueden llegar a confundirse con los prejuicios, ideas y
opiniones preconcebidas, ya que los estereotipos pueden acabar por
convertirse en etiquetas peyorativas o despectivas que causan un impacto
negativo en los demás.
Asimismo,
los estereotipos pueden verse como las suposiciones inmediatas que,
sin rigor ni profundidad, nos hacemos a partir de la consideración de
determinados aspectos superficiales de una persona, como la apariencia, el
nivel de ingresos, el comportamiento o la sexualidad. Así, nos encontramos con
ciertos personajes estereotipados como, por ejemplo,
los frikis, los nerds, las rubias tontas, los científicos
locos, los artistas atormentados, entre otros.
El
estereotipo, también puede derivar en ciertas actitudes indeseables, como
la discriminación y la intolerancia hacia
aquellos que son de una raza distinta, que vienen de otro país, que profesan
otras religiones o que tienen inclinaciones sexuales diferentes, como el racismo,
la xenofobia, la intolerancia religiosa o la homofobia, respectivamente.
Sin
embargo, también existen estereotipos positivos como, por
ejemplo, el de los jugadores de fútbol brasileños, que siempre son de gran
calidad, profesionalismo e inspiración.
En
la literatura y en el arte,
los estereotipos pueden considerarse clichés, es decir,
personajes predecibles, que atienden a determinados modelos de conducta, como,
por ejemplo, el héroe o el villano.
Por su
parte, en los medios de comunicación y la publicidad es
común que las personas que trabajan en ellos respondan a determinados
estereotipos, bien de belleza, bien de carisma. Así, en un programa o un
comercial suelen reproducirse determinados estereotipos a los cuales el público
está habituado: la bella, el galán, el comediante, etc.
El prejuicio, el racismo, la exclusión
o la inclusión se instalan en una sociedad a través de la construcción
colectiva de estereotipos. Desde que nacemos,
tendemos a simplificar nuestro mundo, a veces para poder sobrevivir en él,
sobre la base de generalizaciones que califican, etiquetan y asignan
roles.
Cualquier conducta o persona será juzgada sobre la base de esas
calificaciones para luego ser sentenciada, sin siquiera mirar la realidad. Eso
se llama prejuicio.
PATRONES
DE LA DISCRIMINACIÓN EN EL PERÚ de Wilfredo
Ardito Vega
Aunque
la discriminación está presente en todas las sociedades humanas, en el caso del
Perú una serie de características la convierten en un fenómeno mucho más
complejo y ha hecho que durante muchos años sean muy limitadas las políticas
públicas para enfrentarla. A continuación expondremos algunos de estos patrones
que caracterizan la discriminación en nuestro país:
1. Negación y naturalización
La característica más marcada sobre la
discriminación en el Perú es que, a pesar de ser una situación presente, la
discriminación tradicionalmente ha sido negada por muchas personas, incluyendo
autoridades, académicos y hasta las propias víctimas de discriminación . En
realidad, sostener que la discriminación no existe es un mecanismo de defensa
para no sentirse afectados por el problema. Este argumento ha permitido a las
empresas privadas y las instituciones públicas carecer de mecanismos para
prevenir y sancionar las prácticas discriminatorias hacia el público y entre
sus propios integrantes. Uno de los mecanismos principales que permiten esta
negación es la naturalización de la discriminación, por la cual muchas personas
sostienen que no son discriminadoras y que se limitan a tratar de manera
diferente a quienes efectivamente son diferentes. Se ha interiorizado que los
peruanos no tienen derecho a un mismo trato . Ejemplos de situaciones de
discriminación naturalizadas son la existencia de cuartos y baños de servicio
en numerosas viviendas, la prohibición para los trabajadores de limpieza de
comer con los demás empleados o el uso exclusivo del castellano en las
comunicaciones del Estado. En todos estos casos, la discriminación no es
percibida como una situación condenable o injusta, sino la simple reacción a
diferencias naturales entre las personas. La naturalización bloquea cualquier
cuestionamiento a la estructura social: la pobreza se debe a una razón
genética, a la falta de iniciativa o de voluntad de los pobres. De esta manera,
los campesinos, los negros, los travestis y en general, las demás víctimas de
discriminación estructural tienen la culpa de su propia situación. Algunas
personas llegan a sostener que los campesinos no sufren debido a la pobreza,
porque es su hábitat. No nos referimos a
un trato idéntico que, evidentemente, no puede darse a las personas con
discapacidad, los más pobres o los adultos mayores, sino a un trato equitativo.
En el Perú, pretender ser considerado como igual a los demás puede inclusive
motivar un insulto, con la palabra “igualado” . Inclusive la explotación no se
debe tanto a un abuso sino a la pasividad de la víctima. La consecuencia más
grave de la negación es que entre los funcionarios públicos no se asume la
discriminación como un problema serio y también se ha naturalizado la
desigualdad en el acceso a derechos fundamentales, como la salud, la educación,
el empleo, la justicia y la seguridad, es decir, se convive tanto con dicha
desigualdad que no causa sorpresa ni indignación, que algunas personas tengan
siempre los servicios más deficientes (o ninguno) y se cree que esto no puede
ser modificado .
2. La
jerarquización de las diferencias
Si
bien en todas las sociedades existe diversidad, en el Perú las diferencias son
motivo de desigualdad, discriminación y de establecer relaciones jerárquicas.
Existe un modelo de peruano exitoso, que a su vez es similar al anglosajón
exitoso, y mientras más nos parecemos a él, aunque sea en características
externas, consideramos que nos encontramos en un nivel superior y sentimos
mayor motivo para discriminar o menospreciar al otro. Esta situación afecta a
muchas personas que simplemente no pueden cambiar su situación, como las
mujeres, las personas con discapacidad o las personas de más edad. Muchas veces
son percibidas como destinadas a la subordinación frente a otros o en el mejor
de los casos a un trato paternal o condescendiente. La jerarquización se hace
visible inclusive entre profesionales o en una misma empresa también se
manifiesta entre quienes pertenecen a diferentes áreas. La convicción de que la
diferencia es motivo de jerarquía se traslada inclusive a los espacios
académicos, políticos o profesionales, donde supuestamente debería ser
enfrentada la discriminación, pero una persona puede recibir mejor trato si es
más blanca, es limeña o egresó de determinada universidad. En el mismo sentido,
los peruanos buscamos enfatizar jerarquías y diferencias a través de
distintivos externos como la vestimenta, el fotocheck y otros.
3. La discriminación acumulada
Otro ejemplo es la frecuente práctica de usar
las zonas más pobres, donde vive población indígena, como “lugares de castigo”
para profesores, policías o médicos que han cometido alguna falta demuestra un
total menosprecio por los derechos de la población que vive en dichos lugares.
Inclusive la terrible situación que enfrentan las personas con discapacidad en
las zonas rurales es percibida como consecuencia del destino o la mala suerte.
La
discriminación acumulada se refiere a cuando una misma persona padece
conjuntamente por varias situaciones de discriminación. De hecho, en nuestro
país, la mayoría de problemas de discriminación no se presentan por una sola
causal, sino por la suma de varias. Una mujer de clase alta en la vida
cotidiana puede ser respetada o inclusive temida, pero una mujer pobre, de
rasgos indígenas, que proviene de una zona rural, habla quechua o aymara y/o
emplea su vestimenta tradicional sufrirá con mayores probabilidades situaciones
de racismo. Un ejemplo evidente de este problema son las trabajadoras del
hogar.
De
otro lado, la mayoría de personas de rasgos andinos padecen maltratos racistas
cuando, además, son pobres, tienen apellido indígena, han nacido en una
comunidad, usan su vestimenta tradicional, tienen baja estatura, escaso nivel
educativo, hablan quechua o tienen un marcado acento indígena.
Otro
ejemplo de discriminación acumulada son los integrantes de la religión
israelita, porque su religión es minoritaria, sino que tienen rasgos físicos
andinos, usan vestimenta particular y, en el caso de los hombres, no se cortan
el cabello, igualmente pertenecen a los sectores más pobres de la sociedad.
En
relación a la discapacidad, son mucho más vulnerables las personas pobres y/o
quienes viven en una zona rural, pues para ellos es mucho más difícil acceder a
terapias, cuidados básicos o rehabilitación. Por eso, con mucha frecuencia un
accidente o enfermedad para estas personas puede desencadenar una discapacidad
permanente.
La
discriminación acumulada es más difícil de enfrentar que la discriminación por
una sola causal, sea machismo o racismo o cualquier otra de manera aislada .
Ahora bien, existen causales que por sí solas
generan discriminación, sin que sea necesario que otras situaciones confluyan.
En el Perú ser analfabeto, pobre, campesino o no hablar castellano siempre
genera discriminación, directa o indirecta.
4. La magnitud de
la discriminación sistémica
Esta
forma de discriminación se manifiesta cuando un grupo social experimenta
condiciones de vida manifiestamente inferiores al resto de la sociedad, sufre
exclusión, violencia y marginación de manera permanente. Sin embargo, el resto
de los ciudadanos, lejos de ver esta situación como un problema atribuye al
propio grupo la responsabilidad, pues prevalecen contra ellos numerosos
estereotipos negativos.
Debemos
enfatizar este punto, porque uno de los argumentos que suele emplearse para
negar la existencia de discriminación en el Perú es la existencia de personas
que, pese a tener rasgos andinos, a ser mujeres, a tener orientación homosexual
o una discapacidad han logrado éxito profesional o económico y reconocimiento
público.
Las
víctimas de discriminación sistémica sufren por múltiples situaciones de
discriminación indirecta que les generan desventajas en el acceso a derechos
fundamentales y menos oportunidades para mejorar su situación. En los casos más
graves, se producen muchos actos violentos hacia los miembros de este grupo,
pero quedan impunes y la sociedad responsabiliza de ellos a las propias
víctimas.
En
otros países, las víctimas de discriminación sistémica pueden ser los
inmigrantes, los gitanos o las minorías religiosas. En el Perú se encuentran en
esta situación los indígenas y campesinos que viven en las zonas rurales,
especialmente las mujeres. Otras víctimas son los integrantes de la comunidad
israelita, fundada por Ezequiel Ataucusi, y las personas travestis o
transexuales. Además, en buena parte del territorio del Perú podemos afirmar
que la condición de las personas con discapacidad es tan grave que puede ser
calificada de discriminación sistémica. Es verdad que al respecto tenemos
recientemente leyes que buscan integrar a las personas con discapacidad y
paulatinamente se está logrando la adecuación arquitectónica de calles y
espacios públicos, pero estas medidas no llegan a compensar la situación de las
personas con discapacidad en muchas ciudades peruanas y especialmente en las
zonas rurales.
5. La
invisibilidad de las demandas
Muchas veces en el Perú invisibilizamos el
problema de la discriminación al reducirlo a la discriminación directa. Se
asume que, como no se producen situaciones tan violentas como los grupos
neonazis o los gobiernos musulmanes integristas, en el Perú no existe
discriminación. Es más difícil aceptar que existen muchas víctimas de
discriminación indirecta o discriminación sistémica debido a la naturalización
antes mencionada. En el caso de la discriminación indirecta, las autoridades
toman decisiones que, aunque no tengan la intención de discriminar, afectan
desproporcionadamente a un sector vulnerable. Históricamente, el Estado peruano
ha practicado esta forma de discriminación al expresarse solamente en
castellano desde su fundación, excluyendo a millones de ciudadanos cuya lengua
materna es un idioma indígena. De la misma manera, se ha comportado la sociedad
con las personas con discapacidad y los adultos mayores: la mayoría de ciudades
peruanas se han desarrollado sin tomar en cuenta la accesibilidad para estas y
lo mismo sucede en entidades públicas y privadas. Muchas instituciones
educativas, además, establecen actividades obligatorias los días sábados, lo
cual afecta a muchos estudiantes adventistas, israelitas y de otras religiones.
Precisamente, otra forma de discriminación indirecta es disponer la asistencia
obligatoria a actividades religiosas, lo cual ocurre en diversos gobiernos
regionales y municipales. En ocasiones los propios sectores discriminados
terminan invisibilizados: la sociedad suele actuar como si no existieran las
personas con discapacidad o indígenas amazónicos, El ejemplo más visible es la
televisión peruana y como invisibilizan a estos y otros sectores de la
población.
6. La situación
del débil
Mientras
en otras sociedades, las personas son discriminadas porque son vistas como una
amenaza (como ocurre en Europa con los inmigrantes o los afroamericanos en los
Estados Unidos, que en ambos casos son considerados violentos), en el Perú la
discriminación se ejerce como una forma de maltrato hacia el que se considera
más débil. Muchos peruanos ven en el más débil una oportunidad perversa para
abusar y humillar. El analfabeto, la persona con discapacidad, la campesina, el
pobre, es decir aquellos que objetivamente se encuentran en una situación de
mayor vulnerabilidad son víctimas de maltrato cotidiano. Esto es lo que ocurre
en los colegios donde el bullying se produce hacia quien es percibido como el
más cholo o más negro del salón. Inclusive “cholear es una forma de
blanquearse”, de asumir otra posibilidad de discriminar y excluir al otro y así
sentirse superior.
7. Una
perspectiva de género
En
el Perú el enfoque de género resulta fundamental para entender la problemática
de discriminación, puesto que dentro de los mismos grupos discriminados, como
las comunidades campesinas o nativas, se manifiestan con frecuencia prácticas
discriminatorias hacia las mujeres. Con frecuencia, ellas viven una situación
de dominación dentro de su hogar, siendo asumido que su rol es el de servir al
resto de la familia. Se espera así que la mujer subordine su bienestar al de
los demás. Por eso muchas niñas y adolescentes no terminan la educación secundaria
y muchas jóvenes no acceden a educación superior. De esta manera, los niveles
de analfabetismo femenino y desconocimiento del castellano son mucho más
elevados entre las mujeres, especialmente las que pasan de los treinta años. A
nivel nacional, las mujeres son además quienes enfrentan la abrumadora mayoría
de situaciones de violencia familiar y abandono, lo cual incrementa su
situación de vulnerabilidad. En muchos hogares, las mujeres de avanzada edad se
ven obligadas a llevar a cabo actividades de cuidado doméstico (hacia niños
pequeños, enfermos o ancianos) muchas veces por encima de sus fuerzas. Sin
embargo, la naturalización de roles de género lleva a que situaciones de
verdadera explotación sean aceptadas.
8. La asimilación
como estrategia para enfrentar la discriminación
La
estrategia más extendida de las víctimas de discriminación en el Perú no ha
sido denunciar, protestar o rechazar el maltrato, sino procurar asimilarse con
el discriminador. Esta situación tuvo carácter masivo mediante el proceso de
desindigenización de millones de personas de rasgos andinos, que al migrar a
las ciudades, impidiendo que sus hijos hablen quechua, evitaron la vestimenta
indígena y buscaron inclusive colocarle a sus hijos nombres en inglés. La
asimilación es posible en algunos casos en el Perú, porque las diferencias
raciales o étnicas no son tan marcadas como en otros países: algunas personas
andinas pueden intentar pasar por mestizas y a algunos mestizos logran pasar
por blancos si realizan ciertos cambios en su manera de vestir y de
comportarse. De esta manera, la búsqueda del progreso es confundida con la
asimilación al modelo dominante. Existen así muchas presiones sociales hacia
las mujeres para teñirse el cabello y en el caso de las afroperuanas para
laciárselo. Sin embargo, la discriminación puede mantenerse, porque va más allá
de la vestimenta o el lugar de residencia y esto puede generar mucha
frustración. En otras situaciones de discriminación, es frecuente que las
personas tiendan a ocultar aquellos factores que pueden generar discriminación,
como el lugar de origen, el lugar de residencia, la edad, la orientación sexual
o inclusive el apellido. Lo más terrible del proceso de asimilación es que esto
puede implicar también asumir el comportamiento maltratador y de esta manera,
muchas personas creen que discriminar es una forma eficaz de evitar ser
discriminados. La consciencia de la discriminación puede ser más fuerte en
aquellos que no desean o no pueden asimilarse, como las personas con
discapacidad, los afroperuanos o los travestis. De hecho, la mayor parte de
demandas legales por discriminación han sido realizadas por personas con estas
características.
9. El narcisismo
de las pequeñas diferencias
Unida
a los puntos anteriores, está la tendencia entre los posibles discriminados a
ostentar la diferencia como una manera de buscar la superioridad. El lugar de
origen, el apellido de los padres, las relaciones, el colegio… cualquier
elemento que podría ser considerado secundario se vuelve un factor al cual las
personas se aferran para sentirse superiores a los otros y poderlos
discriminar. En realidad, esta obsesión por parecer mejor es un reflejo de la
inseguridad de las personas y de su escasa autoestima. Este narcisismo refleja
la aceptación de los criterios discriminatorios. De esta manera la
discriminación se produce dentro de los propios discriminados, porque quienes
tienen determinadas características consideradas negativas pueden sufrir más
discriminación: dentro de las poblaciones andinas y negras, es el caso de las
mujeres o las personas homosexuales. Entre las propias trabajadoras del hogar
se manifiesta este problema. Aquellas que usan uniforme se consideran
superiores a las demás porque trabajan para una familia más adinerada y entre
las que usan uniforme, las que llevan uniforme blanco se consideran superiores
porque solamente se dedican a cuidar niños y no a labores de limpieza, así como
suelen acudir a restaurantes, clubes o cines con los dueños de casa. En una
reciente investigación, una trabajadora del hogar ecuatoriana refería que por
ser negra era rechazada por otras empleadas.
10. El fariseísmo
antidiscriminador
Periódicamente, sucede en el Perú que un
personaje público, actor, deportista o político suelta una frase racista o
tiene un gesto ante los medios de comunicación que podría ser considerado
discriminador. En ese momento algunos periodistas y formadores de opinión se
rasgan las vestiduras horrorizados. Las frases se difunden en las redes
sociales y se multiplican los violentos insultos y hasta amenazas de muerte
frente al malvado. El problema es que normalmente las situaciones que generan
tanta alarma están sumamente extendidas en nuestra sociedad. La discriminación
parece focalizada en dos o tres personas, cuando es un problema generalizado y
las personas así evitan ver su propia realidad. Por ejemplo, hace unos años, un
canal de televisión hace un reportaje donde los conductores condenan
escandalizados la existencia de un “baño para amas” en un club exclusivo. El
problema es que se trata de una práctica muy extendida en las casas de clase
alta y media, donde inclusive el baño de servicio es parte de la arquitectura
“normal”. En ocasiones, los actos que generan estas demostraciones públicas son
falsos, como fue el caso de la Universidad del Pacífico, acusada el año pasado
de impedir el ingreso de una chica huancavelicana de apellido Quispe.
Curiosamente, en el propio canal de televisión que difundió la falsa denuncia,
las personas de esos rasgos son siempre impedidas de aparecer como conductores
y toda la publicidad tiene una marcada carga racista.
11. Cambios y
perspectivas
En
los últimos años se advierte mayor consciencia en el Perú respecto a las
diversas formas de discriminación y algunos esfuerzos del Estado para
enfrentarla, aunque subsisten los problemas de fondo. Deben destacarse los
avances normativos, al punto que desde el año 2000 la discriminación es un
delito y desde el 2006 los responsables pueden recibir pena de prisión efectiva
por ello. Se han producido varias condenas, a prisión suspendida, siempre por
casos de discriminación por discapacidad. Precisamente, en relación a las
personas con discapacidad se ha pasado de las normas sobre atención preferente
a la Ley 29973 que busca abordar de manera integral la problemática de las
personas con discapacidad. Cada vez en más municipalidades tienen fuerza las
OMAPEDs y el CONADIS está logrando cada vez más personas certificadas con
discapacidad que pueden incorporarse a la vida laboral gracias a las nuevas
disposiciones legales. Lentamente la adecuación arquitectónica, legislación más
avanzada para las personas con discapacidad que comienzan a ser contratadas.
Lenguaje de señas al menos en los noticieros del canal estatal y de un canal
privado. En otro ámbito, tenemos importantes cambios desde el Ministerio de
Educación en relación a la educación bilingüe intercultural, logrando que
centenares de miles de niños indígenas reciban educación en su propio idioma.
Por primera vez, se abordan en materiales educativos la problemática de los
afroperuanos, los descendientes de chinos o japoneses. A nivel de enfrentar la
desigualdad, tenemos un notable incremento del programa Juntos o de Pensión 65,
que ahora llegan hasta las comunidades nativas apartadas, con lo cual las
personas más pobres no deben gastar elevadas cantidades de dinero en
desplazarse. Sin embargo, el problema se mantiene y las resistencias son muy
grandes. Lo vimos con el silencio de las autoridades a pronunciarse frente al
programa La Paisana Jacinta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario